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“La cosecha es grande, pero los obreros son pocos” Lucas 10:2

HBU 2025

Como creyentes, hemos sido llamados a vivir para la gloria de Dios y a ser testigos de la esperanza que hay en nosotros. El apóstol Pedro nos exhorta en 1 Pedro 3:15: "Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.” Este llamado a estar "siempre preparados" va más allá de un conocimiento superficial; implica una preparación integral que transforma tanto nuestra mente como nuestro corazón. Prepararse para servir a la obra de Dios con excelencia es una muestra de nuestra devoción y compromiso con Él. El estudio formal de la Palabra de Dios no solo amplía nuestro conocimiento, sino que también moldea nuestro carácter. Nos equipa para hablar con sabiduría, mansedumbre y reverencia, reflejando el amor y la gracia de Cristo en nuestras palabras y acciones. Cada disciplina que cultivamos – ya sea el estudio, la oración, o el servicio – nos alista para cumplir con nuestra misión de presentar a Cristo de manera auténtica y efectiva al mundo. En un tiempo donde las verdades del Evangelio son tan necesarias, prepararnos con excelencia no es opcional, es una expresión de nuestro amor por Dios y por aquellos que necesitan conocerlo. Que cada paso que demos en este camino sea para la gloria de Su nombre, recordando que nuestra preparación no solo honra a Dios, sino que también transforma vidas para Su Reino.